Salmo 4-Acción de gracias



Me diste alivio en la angustia4:1 Salmo de David.
4:2 Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí y escucha mi oración.
4:3 Y ustedes, señores,
¿hasta cuando ultrajarán al que es mi Gloria,
amarán lo que es falso
y buscarán lo engañoso?
4:4 Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
él me escucha siempre que lo invoco.
4:5 Tiemblen, y no pequen más;
reflexionen en sus lechos y guarden silencio,
4:6 ofrezcan los sacrificios que son debidos
y tengan confianza en el Señor.
4:7 Hay muchos que preguntan:
"¿Quién nos mostrará la felicidad,
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?"
4:8 Pero tú has puesto en mi corazón más alegría
que cuando abundan el trigo y el vino.
4:9 Me acuesto en paz y en seguida me duermo,
porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.

COMENTARIOS AL SALMO 4

1.PRIMERA LECTURA: CON ISRAEL
* Este salmo es la oración de un "fiel", un hombre religioso de Israel consciente de ser amado por Dios. Tal es el sentido de la palabra "Hassid": el fiel, objeto de la Alianza Divina. Ahora bien, este hombre lleno de fe, no está preservado: su oración al comienzo es jadeante...
Para decir que ora, se atreve a decir que "grita" hacia Dios. Su gran angustia, es estar literalmente sofocado por los paganos que lo rodean: este paganismo, este ambiente materialista, diríamos hoy, es atrayente, aun para un fiel. Recurre entonces a una antiquísima costumbre religiosa usada en muchas de las religiones antiguas: "pasará una noche en el Templo", haciéndose el "huésped de Dios", esperando el favor de un "sueño profético" en que Dios le hablará.
De hecho, en el fondo de sí mismo, en su fe, escucha decir a Dios que la vida "sin Dios" es "nada", una "carrera hacia la mentira", una vida engañosa. La verdadera felicidad no está en la abundancia de bienes materiales, sino en "la intimidad con Dios": "alza sobre nosotros la lumbrc de tu rostro... Diste a mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y d vino".

SEGUNDA LECTURA: CON JESÚS
** Leyendo este salmo, pensamos necesariamente en la parábola en que Jesús pone en escena un rico campesino cuyas "cosechas y vendimias" fueron de tal magnitud, que pensó en ampliar sus graneros. Jesús, igual que el salmo, denuncia con fuerza la ilusión de los hombres que se apoyan únicamente en sus bienes materiales. "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás os vendrá por añadidura" (Lucas 12,18- 12,31).
Jesús afirmó a menudo que la verdadera felicidad, "lo único necesario", era la vida íntima con Dios. A Marta, que se atormentaba con los quehaceres del hogar, Jesús dio como ejemplo a María, "que lo escuchaba" tranquilamente sentada junto a El (Lucas 10,42). Más que ningún fiel, Jesús vivió la felicidad de sentir sobre El "la iluminación del rostro del Padre". "El Padre no me abandona jamás", decía (Juan 8,16).
Jesús vivió esta paz y esta confianza total en el Padre, hasta en su reposo en el sepulcro, esperando "en paz" la resurrección. "En paz me acuesto y me duermo, porque Tú me haces reposar confiadamente, Señor".
Jesús hablaba de la muerte como una especie de "sueño". "Nuestro amigo Lázaro duerme, voy a despertarlo" (Juan 11, 11). Finalmente la absoluta confianza en la oración, que testimonia este salmo ("El Señor me oye cuando lo invoco"), era igualmente la certeza de Jesús: "pedid y recibiréis... Golpead y se os abrirá" (Mateo 7,7).
Las numerosas correspondencias entre el salmo 4 y el evangelio, no son fortuitas; Jesús estaba realmente impregnado de esta oración. Los salmos, este salmo, era "su" oración. La oración de Jesús se prolonga en nosotros, cuando recitamos este salmo.

TERCERA LECTURA: CON NUESTRO TIEMPO
*** La búsqueda de la felicidad. El hombre moderno, igual que el hombre de todos los tiempos, está ávido de felicidad. Hay algo profundamente melancólico en este problema: "¿Quién nos dará la felicidad?".
Esta especie de pesimismo cunde en nuestras civilizaciones occidentales, pese a apariencias contrarias. La "sociedad de consumo" produce una especie de desencanto. Bien pagado, bien alimentado, bien instruido, bien abrigado, bien alojado... El hombre sigue preguntando: "¿Quién nos dará la felicidad?". ¡Qué valiosa es la profesión de fe del salmista, que se atreve simplemente a afirmar que él es feliz, que es más feliz que todos aquellos que superabundan en bienes materiales! "¡Diste a mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y el vino!".
Engañarse de felicidad: la "carrera hacia la mentira". Los bienes terrenos son necesarios. Pero quien va al extremo se engaña sobre la felicidad. Estamos seguros de una cosa: ¡que esos bienes son frágiles, fútiles, engañosos, decepcionantes! El autor de este salmo opone un rechazo total a la ambición que llevamos dentro hacia esos bienes engañosos. Estigmatiza esta búsqueda desenfrenada de la "carrera hacia la mentira, el amor de la nada": corréis hacia el "vacío" cuando os dejáis absorber por los negocios... Os equivocáis sobre la verdadera felicidad. "No sólo de pan vive el hombre" (Mateo 4,4). La invitación tanto de Jesús como del salmo, es no tanto de reducir nuestros deseos, cuanto de colocarlos más alto.
Para un verdadero sueño reparador. La fórmula del salmista es pintoresca y de una elocuencia nada banal. "En paz me acuesto y me duermo"... ¡Hace de este equilibrio un signo de su "fe"! No está turbado, no está tenso, aun en medio de sus cuidados... Su secreto, es poner su confianza en Dios. Confiesa que se duerme tranquilo y que se despierta bien dispuesto, la mañana siguiente, pasada una buena noche: "me acuesto, me duermo, luego me despierto; el Señor me protege, no temo a los muchos millares que en derredor mío acampan contra mí" (Salmo 3,6), cantaba el salmo anterior, casi con las mismas palabras. Jesús, era alguien que sabía dormir, aun en medio de las fuertes tempestades, y decía que Dios cuida del trigo que crece aun cuando el agricultor duerma (Marcos 4,27).
Oración de la tarde antes de acostarse. Este salmo es tradicionalmente utilizado como oración de Completas. Es una bella oración vespertina. Decir a Dios que El es nuestro "único necesario". Hacer "silencio" haciendo callar las preocupaciones. ("Yo os digo, no os inquietéis", decía Jesús a sus discípulos. Lucas 12,22). Promover en nosotros mismos los valores de "paz", de "tranquilidad", de "felicidad". Luego entregarnos al sueño confiando que la acción misteriosa de Dios continúa en nosotros mientras dormimos. Tener "confianza" en Dios (la palabra se repite dos veces en el salmo) y sepultarse en esta muerte aparente que es el sueño, con la certeza del "despertar".
Reflexionad en lo secreto, haced silencio, no pequéis más. Al caer la tarde, es hora del balance, de la "revisión de vida". Han ocurrido quizá cosas desagradables o malas en esta jornada. Es el momento de "reflexionar" en ellas, y de "convertirse". Señor, rectifica en mí lo que no corresponde a tu amor. Perdona mis pecados.
NOEL QUESSON
50 SALMOS PARA TODOS LOS DIAS. Tomo II
PAULINAS, 2ª Edición
BOGOTA-COLOMBIA-1988.Págs. 14-17