Salmo 107 (106): Acción gracias por la liberación

INDICE

Salmo
Comentario: Acción de gracias al amor de Yahvé
EL CICLO DE LA VIDA
COMENTARIO DE ANGEL APARICIO
CANTO GREGORIANO
PRESENTACION






Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida;
pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a una ciudad habitada.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes.

Yacían en oscuridad y tinieblas,
cautivos de hierros y miserias;
por haberse rebelado contra los mandamientos,
despreciando el plan del Altísimo.
El humilló su corazón con trabajos,
sucumbían y nadie los socorría.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los sacó de las sombrías tinieblas,
arrancó sus cadenas.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Destrozó las puertas de bronce,
quebró los cerrojos de hierro.

Estaban enfermos por sus maldades,
por sus culpas eran afligidos;
aborrecían todos los manjares,
y ya tocaban las puertas de la muerte.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Envió su palabra para curarlos,
para salvarlos de la perdición.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Ofrézcanle sacrificios de alabanza,
y cuenten con entusiasmo sus acciones.

Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano.

El habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto:
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el mareo,
rodaban, se tambaleaban como borrachos,
y no les valía su pericia.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar.
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.

Aclámenlo en la asamblea del pueblo,
alábenlo en el consejo de los ancianos.

El transforma los ríos en desierto,
los manantiales de agua en aridez;
la tierra fértil en marismas,
por la depravación de sus habitantes.

Transforma el desierto en estanques,
el erial en manantiales de agua.
Coloca allí a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitar.

Siembran campos, plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice, y se multiplican,
y no les escatima el ganado.

Si menguan, abatidos por el peso
de infortunios y desgracias,
el mismo que arroja desprecio sobre los príncipes
y los descarría por una soledad sin caminos
levanta a los pobres de la miseria
y multiplica sus familias como rebaños.

Los rectos lo ven y se alegran,
a la maldad se le tapa la boca.
El que sea sabio, que recoja estos hechos
y comprenda la misericordia del Señor.
INDICE





Resultado de imagen para Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Te puede dar la impresión a veces, Señor, de que me repito en mis oraciones. Permíteme decir, reconociendo una dificultad común a ambos, que tú también te repites en tus salmos, Señor. Y en cierto modo, así es como debe ser; es justo que tú y yo nos repitamos al tratar de la vida, porque la vida misma es repetición. La vida es ciclo, rutina, rueda de la fortuna, cangilón de noria. La vida es el día tras la noche y la noche tras el día, en el ritmo inevitable de las leyes del cielo y las mutaciones del corazón del hombre. Que no te ofendan, pues, mis repeticiones, Señor, como a mí no me ofenden las tuyas.

Lo que pido cuando las mismas oraciones me vienen a las manos y los mismos versos a los labios, cuando las mismas situaciones se presentan en la vida y los mismos pensamientos cruzan mi mente, es poder vivir lo viejo con espíritu nuevo, rezar con nueva fe la oración repetida, apretar con nuevo cariño la mano conocida, vivir la rutina de la vida con la novedad de una mente abierta que acepta cada día como un regalo y saluda cada amanecer como una sorpresa.

Este salmo está compuesto de partes de otros dos salmos que han sido unidas. También mi vida está hecha de retazos de experiencias antiguas revividas en el marco cerrado de mi propia limitación. Dame, Señor, la gracia de tomar cada experiencia de nuevo como un acontecimiento inédito, de encontrar tierno el pan que de tus manos recibo al comenzar cada día.

Si hay amor, la repetición se hace placer. Dame amor, Señor, para que toda oración se torne alegría en mis labios.

CARLOS G. VALLÉS
Busco tu rostro
Orar los Salmos
Sal Terrae. Santander 1989, pág. 207
INDICE




I. Visión de conjunto
Aunque la invitación al agradecimiento recurra a una fórmula hecha de uso vario (véanse Sal 106; 118; 136; 1 Cro 16), su repetición a lo largo de la primera parte de salmo (vv. 8.15.21.31) da como resultado
un gran cántico de acción de gracias. El poeta da gracias a Dios por su bondad, por su eterna misericordia (v. 1).

Los invitados a dar gracias son los rescatados y los reunidos de todos los países: los exiliados y los dispersos entre las naciones, los judíos de la diáspora
(vv. 2-3).

El poeta propone al oyente o al lector cuatro situaciones paradigmáticas:
el caso de los errantes por el desierto (vv. 4-9), el de los cautivos a oscuras (vv. 10-16), el de los enfermos a causa de sus culpas (vv. 17-22) y el de los marineros a la deriva (vv. 23-32).

Cada cuadro, descrito con vivacidad, se amolda a un cliché fijo: situación calamitosa-clamor-liberación-acción de gracias. Los vv. 33-43 ya no siguen
el anterior esquema ni repiten el doble estribillo de los versos precedentes.

Se advierte fácilmente la correspondencia entre los vv. 1 y 43: el v. 1 invita a dar gracias a Yahvé por su amor eterno, y el v. 43 invita al sabio a que medite en el amor de Yahvé. Este dato sería suficiente, según algunos, para hablar de la unidad de todo el poema.

Lo más probable, sin embargo, es que el salmo tenga tras de sí una larga tradición, cuyo itinerario exacto nos es difícil seguir.

Es posible que al poema original se le añadiera una segunda invitación a la alabanza, dirigida a los rescatados y a los reunidos de todos los países (vv. 2-3) y que los cuatro cuadros anteriores fueran reinterpretados y aplicados al grupo formado por los retornados del exilio y los venidos de la diáspora; es decir, es posible que los cuatro ejemplos anteriores, tan genéricos que valen para cualquier situación similar a la descrita en ellos, fueran leídos desde la historia de la salvación.

Así, los errabundos del desierto reciben una interpretación alegórica en los vv. 33-35; desde el léxico evocan el cuadro del mar y temáticamente
aluden a la generación del éxodo (vv. 33-35); los prisioneros tendrían su equivalencia en el pueblo despojado de la tierra y alejado de ella (vv. 36-39); los enfermos vendrían a ser los exiliados de otro tiempo que han regresado a la patria (vv. 40-42). Concluye el salmo con el v.43.

La alegoría histórica es, a la postre, una alabanza dirigida a Aquél que ha de ser alabado en la asamblea del pueblo y celebrado en el consejo de los ancianos (v. 32): es el auténtico protagonista de los
vv. 33-42.

La horizontalidad del salmo es tan amplia como los cuatro puntos cardinales; desde ellos vienen los deportados o los dispersos (vv.2-3).

En esta amplia geografía destaca el grupo de los ambulantes por el desierto (v. 4) o por «yermos sin camino» (v. 40), pero conducidos por Dios por el camino que lleva a casa (v. 7).

Abundan los contrastes; por ejemplo, a los lugares habitados (v. 4b) se opone el desierto (vv. 4.33.35.40); a la tierra fecunda y bien regada (vv. 33-35) se opone el mar caótico (vv. 23-29); a la estrechez y a la angustia, el amplio horizonte de la libertad (vv. 6.13.19.29). El encarcelado y esposado (v. 10), el enfermo privado de alimento y deslizándose hacia el Seol (la «no-tierra», v. 18) ve cómo sus cadenas se despedazan (v. 14), cómo se deshacen los barrotes de hierro (v. 16), cómo se entonarán aún canciones alegres (vv. 22.42), porque existen ciudades habitadas (vv. 4.6.36) y, sobre todo, porque en el horizonte se yergue el templo de Sión, donde se entona la alabanza comunitaria (vv. 22a.32). Dicho brevemente, la vida en la superficie de la tierra se mueve entre el ser y la nada.

La horizontalidad se completa con la verticalidad. Dios es el Altísimo por excelencia (v. 11); desde la altura de su trascendencia guía la vida de los hombres (vv. 3 y 7): sacia a los hambrientos (v. 8), libra a los prisioneros (v. 16), escucha el clamor que le llega desde la tierra (vv. 6.13.19.28), da casa, alimento y bienestar (vv. 36-43)

Todas estas acciones salvadoras son una muestra de la bondad de Dios y de su amor leal, que el hombre debe agradecer. El salmo, aunque tenga ciertos matices proféticos (vv. 2-3) y sapienciales (vv. 23-32 y 33-43), es básicamente un himno de acción de gracias.

En conformidad con lo precedente, es posible delinear la estructura del poema distinguiendo dos momentos: un himno de alabanza en cuatro tiempos (vv. 4-32) y el himno de la historia de la salvación
(vv. 33-43). Los tres primeros versos tienen la función de obertura, y el v. 43, de conclusión. Su plano es el siguiente:

Obertura litúrgica (vv. 1-3).
A) Alabanza en cuatro tiempos (vv. 4-32).
I. Los errantes por el desierto (vv. 4-9).
II. Los cautivos a oscuras (vv. 10-16).
III. Los enfermos a causa de sus pecados (vv. 17-22).
IV. Marineros a la deriva (vv. 23-32).

B) Himno de la historia de la salvación (vv. 33-42).
I. Evocación del éxodo (vv. 33-35).
II. Despojados y alejados de la tierra (vv. 36-39).
III. El exilio y el retorno (vv. 40-42).
Conclusión sapiencial (v. 43).
INDICE




No obstante los matices sapienciales o proféticos, el poema es ante todo un himno al amor de Yahvé. Comienza con una invitación a
alabar a Yahvé porque es eterno su amor (v. 1) y concluye exhortando al sabio a que medite sobre el amor de Yahvé. A lo largo del poema,
Yahvé actuará como el Altísimo: desde su elevada altura, Dios actúa en el escenario de los humanos liberando o dirigiendo el devenir histórico.
Las repetidas liberaciones originan una reiterada acción de gracias; sus intervenciones en la historia conducen a meditar en el
amor de Yahvé.

2.1. Obertura litúrgica (vv. 1-3). La invitación a la acción de gracias se escucha también en otros salmos, como he dicho antes. Se ha
de dar gracias a Yahvé por su bondad y por su amor leal a la alianza (v. 1), temática a la que retorna constantemente la piedad de Israel.
Este primer verso anticipa uno de los estribillos del salmo (vv. 8.15.
22.31). Los invitados a dar gracias son introducidos mediante otroverbo: «Que lo digan» (v. 2), probablemente añadido a la primera introducción.

Los primeros «rescatados» por Yahvé fueron los padres liberados de Egipto (véase Ex 6,8; 15,13; Sal 74,2; 77,16; 78,35); también fueron rescatados los que retornaron del destierro en Babilonia (Is 35,10; 49,12; 51,10-11); éstos han sido rescatados «de la mano de la angustia» (v. 2b: «del poder del adversario»), que será uno de los temas reiterados a lo largo del poema. También han de alabar a Yahvé aquellos otros que proceden de los cuatro puntos cardinales, de la diáspora (véase Is 43,5-6; 49,12).

Una relación del v. 3b con el cuerpo del salmo nos proporciona el siguiente resultado: la totalidad del orbe se articula en los cuatro
puntos cardinales; las situaciones de opresión y de angustia se sintetizan en los cuatro cuadros descritos a continuación.

2.2. Alabanza en cuatro tiempos (vv. 4-32). Las cuatro escenas presentadas por el narrador se amoldan a un esquema común: una elocuente descripción del peligro (hambrientos, cautivos, miserables a causa de sus culpas, navegantes a punto de naufragar), clamor desesperado («clamaron a Yahvé en su apuro»), intervención instantánea y directa de Yahvé («los libró de sus angustias»), una emotiva acción de gracias a Yahvé porque les ha mostrado su amor leal. El esquema es genérico, válido para cualquier caso de peligro.

Los cuatro cuadros que examinamos a continuación son aplicables a situaciones similares a las descritas. 2.2.1. Los errantes por el desierto (vv. 4-9). El libro de Job nos brinda una buena descripción de las caravanas perdidas en el desierto; abandonan las rutas habituales, buscando agua en cauces conocido que encuentran secos, y terminan extraviándose irremediablemente:

«Desvían de su ruta a las caravanas, / se adentran en el desierto y desaparecen.
/ Los otea las caravanas de Temá, / van en su busca los convoyes
de Saba, / mas su esperanza se ve defraudada, / llegan allí y
quedan confundidos» (Jb 6,18-20).

El amplio desierto se ha convertido en la tumba de estos caravaneros.

El cuadro es genérico, ciertamente, y sin ninguna relevancia teológica.
Pero en pleno desierto, los extraviados elevan un clamor que pide respuesta. Interviene Yahvé conduciendo a los extraviados por el camino recto (v. 7), calmando la sed y el hambre de los errantes (v. 9). Éstos descubren en la actuación divina una muestra de su amor leal a la alianza, semejante a los «prodigios» obrados por Yahvé en Egipto (v. 8). Desde esta perspectiva el cuadro adquiere un nuevo colorido. Los extraviados por el desierto aluden tanto al pueblo liberadode Egipto y errante por la soledad del desierto sinaítico –es un pueblo que desfallece de hambre y se muere de sed (véase Ex 13,17- 22; 16,3; 17,3)–, cuanto al pueblo que retorna de Babilonia (Is 40,3-5); es el pueblo de los «rescatados» (v. 2), o que se encamina hacia la ciudad, procedente de todos los rincones del orbe (v. 3).

En cualquiera de los tres casos anteriores, los liberados de Egipto, los rescatados de Babilonia o los que retornan de la diáspora no se dirigen a una ciudad cualquiera, sino a la ciudad, a Jerusalén, hacia la que tienden su espíritu y sus corazones. En el templo santo, liberados
de la angustia mortal vivida en la travesía del desierto, darán gracias aDios por su amor, porque ha repetido con esta generación los «prodigios» realizados en Egipto, conscientes, además, de que ahora tienen un alcance universal: son prodigios mostrados en favor de los humanos (v. 8). Israel no evoca el pasado por el placer de recordar, sino porque las «hazañas» antiguas se repiten en el momento presente. Una vez que este pueblo errabundo esté reunido en el templo de la Ciudad Santa, habrá desaparecido la causa de su angustia: morir de hambre o de sed en el desierto inhóspito (v. 9). El último verso de la estrofa entra en elNuevo Testamento por la puerta grande del «Magnificat» (Lc 1,53)

2.2.2. Los cautivos a oscuras (vv. 10-16). Es fácil imaginarse la escena: puertas metálicas, hierros y cerrojos; mazmorras oscuras, calabozos
lóbregos; o acaso una cisterna con fondo embarrado en la que era arrojado el prisionero (Jr 38,6), sobre todo si había desafiado obstinadamente
a Dios (v. 11). Debía permanecer en la prisión o en el pozo fangoso hasta que Dios decidiera qué se debía hacer con el prisionero
(Lv 24,12; Nm 15,34) o hasta que se le aplicara la sentencia capital (2 S 20,3). Las lúgubres tinieblas (vv. 10a.14a), los hierros torturantes
(v. 10b), las cadenas (v. 14b), la absoluta soledad (v. 12b), la angustia y las congojas (v.13) son los molestos compañeros del prisionero.
Le queda también el grito o el clamor antes de ser acallado por la muerte. Dios escuchó; quebró las puertas, trituró los barrotes
de hierro (v. 16) y así mostró una vez más sus «maravillas» (v. 15b), origen de la acción de gracias.

Las pinceladas de este cuadro pueden aludir a la cautividad egipcia o al destierro en Babilonia. Las tinieblas de los dos escenarios son
«lúgubres», con la doble acepción que dábamos a este adjetivo en el Sal 23,4: sombrío y fúnebre. La muerte, generadora del llanto, planea
en ese lóbrego lugar. El destierro fue una tumba-prisión (véase Is 42,7.22; 49,9; 51,14.17-20), en la que Israel estuvo encadenado (Is
52,2) como un condenado a muerte. Era el castigo que merecía su delito: desafió las órdenes de Dios y despreció los proyectos del Altí-
simo (v. 11); es decir, rechazó radicalmente la palabra divina y la ley de Dios. Era un delito castigado con la muerte (véase Jb 36,8-9). El
pueblo desterrado fue terco y pertinaz en su delito. Jeremías denunció incansablemente la terquedad de los últimos reyes de Judá, impenitentes
a la hora de buscar alianzas políticas en potencias extranjeras que pudieran salvarlos. No hicieron caso al plan del Altísimo, y se
encontraron con que ninguno de los poderosos a los que acudieron los monarcas de Judá les socorría: «Sucumbían privados de socorro»
(v. 12b). Desde el silencio de la celda carcelaria, o desde lo profundo del pozo, lanzaron su grito de auxilio al único que puede salvar de la
muerte. Éste sí que acudió en su ayuda.

La acción de Dios es eficaz. Quiebra el círculo estrecho de las angustias y de las congojas íntimas (v. 13), sacando de las lúgubres tinieblas
a los encarcelados (v. 14a).
INDICE





INDICE




PRESENTACION
SALMO 106
View more presentations or Upload your own.
INDICE