Salmo 12- El clamor de los justos frente a la mentira y la soberbia




EL CLAMOR DE LOS JUSTOS FRENTE A LA MENTIRA Y LA SOBERBIA

1 Del maestro de coro. En octava. Salmo de David.

Súplica apremiante

2 ¡Sálvanos, Señor, porque ya no hay gente buena,
ha desaparecido la lealtad entre los hombres!

3 No hacen más que mentirse unos a otros,
hablan con labios engañosos y doblez de corazón.

4 Que el Señor elimine los labios engañosos
y las lenguas jactanciosas de los que dicen:
5 "En la lengua está nuestra fuerza;
nuestros labios nos defienden, ¿quién nos dominará?".

Respuesta del Señor

6 "Por los sollozos del humilde
y los gemidos del pobre,
ahora me levantaré –dice el Señor–
y daré mi ayuda al que suspira por ella".

7 Las promesas del Señor son sinceras
como plata purificada en el crisol,
depurada siete veces.

8 Tú nos protegerás, Señor,
nos preservarás para siempre de esa gente;
9 por todas partes merodean los malvados
y se encumbran los hombres más indignos.

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Comentario a Salmos 12
Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.

El salmo es de David, pero no puede determinarse la ocasión que le indujo a redactarlo; lo único que se deduce del texto es que se queja de la deslealtad y falta de sinceridad, ya sea de sus enemigos o de sus falsos amigos. I.- Le pide a Dios ayuda, pues no puede fiarse de ningún ser humano (vv. 1, 2). II.- Predice la destrucción de sus arrogantes y amenazadores enemigos (vv. 3,4). III.- Se asegura a sí mismo y asegura a otros de que, por mal que marchen las cosas de momento (v. 8), Dios preservará y protegerá a su pueblo (vv. 5,7), y les cumplirá las promesas que les ha hecho (v. 6).
Versículos 1-8
En este salmo, como en otros que hemos visto, el título forma el primer versículo, por lo que tiene 9 versículos en la Biblia Hebrea. El salmo nos provee de buenos pensamientos para malos tiempos.
I.- Veamos aquí qué es lo que hace que los tiempos sean malos y cuándo podemos decir que lo son. La escasez de dinero, el fracaso del negocio, las desolaciones de la guerra, etc., hacen que los tiempos sean malos. Pero la Escritura achaca la maldad de los tiempos a causas de otra naturaleza (2 Ti. 3:1): "...en los últimos días vendrán tiempos difíciles". ¿Por escasez de dinero, quiebra del negocio o desolación de una guerra? ¡No! El Apóstol lo atribuye a la maldad de los hombres en un grado no conocido anteriormente. De esta maldad se queja David aquí. Los tiempos son malos:
1. Cuando hay una general decadencia de la piedad y de la honestidad entre los hombres (v. 1): "...se acabaron los compasivos; ...han desaparecido los leales de entre los hijos de los hombres". Obsérvese cómo se colocan juntas estas dos cualidades: la compasión (hebr. jasid = el piadoso para con Dios y los hombres) y la lealtad (hebr. emunim = los fieles). Donde no hay sincera piedad, no se puede esperar lealtad. Se dice aquí de estas personas que han cesado y que han caído (lit.). Los verdaderamente buenos han sido quitados de en medio, y los que solo lo parecían han degenerado hasta dejar de ser lo que parecían.
2. Cuando los hombres son tan desvergonzados como para planear contra sus prójimos los peores males y, no obstante, son tan viles como para cubrir sus designios con plausibles profesiones de amistad (vv. 2,3). Pueden besar para matar. Es la imagen perfecta del diablo, mentiroso y homicida (Jn. 8:44) ¡Ciertamente son pésimos los tiempos cuando ha desaparecido del todo la sinceridad!
3. Cuando los pecadores arrogantes han llegado a tal nivel de impiedad como para decir: "Por nuestra lengua prevaleceremos contra toda causa virtuosa; nuestros labios por nosotros (lit, son nuestros) y podemos decir lo que nos venga en gana; ¿quién va a ser amo nuestro? (v. 4). Injustas y jactanciosas pretensiones, porque ¿quién nos hizo la boca, en cuya mano está nuestro aliento y el aire que respiramos? ¿Y quién sino él es el que tiene plena autoridad, señorío y dominio sobre nosotros, para mandarnos y para juzgarnos? (Comp. Ex. 5:2).
4. Cuando los pobres y necesitados se hallan bajo opresión y abuso. Esta maldad se insinúa en el v. 5, donde Dios mismo toma nota de la opresión de los pobres y del suspiro de los menesterosos.
5. Cuando abunda la maldad hasta tal punto que cunde descaradamente bajo la protección o la vista gorda de los que están en autoridad (v. 8). "Porque la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres".
II.- Cuando los tiempos son tan malos, sirve de consuelo pensar:
1. Que tenemos un Dios a quien acudir para pedirle que salga a favor nuestro y nos compense de los males que nos afligen. Con esto comienza precisamente David (v. 1): "Salva, oh Yahweh..."
2. Que Dios tomará cuentas de seguro a los orgullosos y desleales; que castigará y refrenará su insolencia. Los hombres no pueden descubrir a menudo la falsedad de los aduladores, ni humillar la altivez de los que hablan con arrogancia; pero el Dios justo arrancará los labios lisonjeros (v. 3). Así lo pide el salmista con toda confianza.
3. Que Dios llevará a cabo, a su debido tiempo, la liberación de sus hijos oprimidos y les resguardara de los malignos designios de quienes les persiguen (v. 5b): "Ahora me levantaré, dice Yahweh." Cuando los opresores se hallen en el pináculo de su orgullo e insolencia, cuando estén diciendo: "¿quien va a ser amo nuestro?" (v. 4), entonces es la hora de Dios para hacerles saber, a costa de ellos, que está por encima de ellos. Y cuando los oprimidos están en el fondo de su aflicción y desespero, entonces es también la hora de Dios para salir a favor de ellos, como salió a favor de Israel cuando los israelitas se sentían más abatidos, y el faraón se sentía más exaltado. "Ahora me levantaré, dice Yahweh". Y añade Dios: "(le) pondré a seguro (lit.), es decir, le protegeré, le salvaré, le restauraré de forma que no pierda nada por lo que haya sufrido, le cumpliré lo que él anhela" (v. 5).
4. Que, aún cuando los hombres sean desleales, Dios es fiel (v. 6):
Las palabras de Yahweh son palabras sinceras (lit. puras), como plata refinada, es decir, acrisolada siete veces, esto es, perfectamente.
5. Que Dios se reservará de seguro un remanente suyo, por malos que sean los tiempos (v. 7): "Tú, Yahweh, nos guardarás; de esta generación nos preservarás para siempre". En tiempos de general apostasía, el Señor conoce a los que son suyos y les concederá gracia para que preserven su integridad