Salmo 120 (119)- Deseo de paz




En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».


SALMO 119
Traductor: Balbino Martín Pérez, OSA
[Quejas contra los perturbadores de la paz]

SERMÓN AL PUEBLO

¿Qué te va a dar o mandarte Dios, lengua traidora? Flechas de arquero, afiladas con ascuas de retama.

1 [v.l]. El salmo que ahora hemos oído, y al que hemos respondido cantando, es breve, pero muy útil. No os esforzaréis por mucho tiempo oyendo, ni al obrar trabajaréis sin fruto, pues es tal como se consigna en su título: Cántico de grado o gradual. En griego se escribe anabazmon.

Los peldaños o escalones pueden ser de subida o de bajada. Pero conforme se consignan en estos salmos los peldaños, son de subida. Luego los tomemos como peldaños por los que hemos de subir.

Mas no busquemos subidas para los pies del cuerpo, pues en otro salmo se escribió: Dispuso subidas en su corazón desde el valle de lágrimas al lugar que estableció.

 Habló de subidas.
 ¿En dónde?
En el corazón.

¿Por qué punto? Por el valle de lágrimas. Ahora parece que falta la palabra humana para poder explicar y quizás hasta pensar a dónde ha de subir. Ha poco oísteis, cuando se leía al Apóstol, que el ojo no vio, ni el oído oyó, ni subió a corazón de hombre,

No subió a corazón de hombre; suba, pues, allí el corazón del hombre. Luego como ojo no vio, ni oído oyó, ni subió a corazón de hombre, ¿cómo puede decirse a donde ha de subir? Luego como no puede decirse o explicarse, añade: al lugar que estableció.

 ¿Qué más he de decir, añade el hombre por quien hablaba el Espíritu Santo, que a cierto sitio o a cierto lugar? Pues todo lo que yo dijere has de pensar que es terreno, reptas por la tierra, llevas carne: El cuerpo que se corrompe sobrecarga al alma, y la habitación terrena deprime la mente que piensa en muchas cosas.

¿A quién hablaré? ¿Quién ha de oír? ¿Quién entenderá en dónde hemos de estar después de esta vida si subiéremos con el corazón? Luego como nadie lo entenderá, espera entonces algún inefable lugar de bienaventuranza que te estableció el que también dispuso subidas en el corazón.

 Pero ¿en dónde? En el valle de lágrimas. El valle simboliza la humildad; el monte, la grandeza. Existe un monte adonde subir: cierta grandeza espiritual.

¿Y cuál es este monte al que subimos?
Nuestro Señor Jesucristo. El que hizo para ti, padeciendo, el valle del llanto, hizo, permaneciendo, el monte de subida.
 ¿Cuál es este valle del llanto?: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
 ¿Cuál es este valle de lágrimas?: Ofreció la mejilla al que le hería y fue saturado de oprobios.
 ¿Cuál es este valle de lágrimas?: Fue abofeteado, escupido, coronado de espinas y crucificado: éste es el valle de lágrimas desde donde ha de subirse por ti.

Pero ¿a dónde ha de subirse?
 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Pero el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Bajó a ti permaneciendo en sí; bajó a ti a fin de hacerse para ti valle de lágrimas; permaneció en sí siendo para ti monte de subida.

 Aparecerá —dice Isaías— en los últimos tiempos el monte manifiesto del Señor, aprestado en la cima de los montes.
Ved a dónde ha de subirse. Pero no pienses en cosa terrena, no sea que porque oíste la palabra "monte" creas que se trata de alguna altura de la tierra; ni cuando oigas las palabras "piedra, león, cordero" pienses en la dureza, en la fiereza, en la bestia. Nada de esto es en sí; y, sin embargo, se hizo todas las cosas por ti. Por aquí ha de ascenderse allí, por su arquetipo a su divinidad. Para ti se hizo modelo humillándose. Quienes no querían subir por el valle del llanto fueron forzados por Él.

Precipitadamente querían conseguir la subida; pensaban en elevados honores, mas no en el camino de la humildad. Supongo que entenderá vuestra caridad lo que digo: dos discípulos quisieron sentarse a los lados de Cristo, uno a la derecha, el otro a la izquierda.

El Señor vio que pensaban apresurada y desarregladamente en honores, cuando ante todo debieran aprender a humillarse para ser ensalzados; y por eso les dice: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?

Él había de beber el cáliz de la pasión en el valle de lágrimas; mas ellos, no atendiendo a la humildad de Cristo, querían asir la altura de Cristo. Los llamó al camino como a errantes, sin negarles lo que ellos querían, sino mostrándoles por dónde lo habían de conseguir.

2. Así, pues, hermanos, cantemos este salmo de subida los que hemos de subir en el corazón, pues para que subamos bajó a nosotros (Cristo). Jacob vio la escala y en ella se le mostraron ángeles que subían y bajaban. Ambas cosas vio.

Podemos suponer que a quienes vio subir simbolizaban a los que aprovechan, y a quienes vio bajar, a los que desfallecen, porque, sin duda, encontramos esto en el pueblo de Dios, pues unos aprovechan y otros desfallecen. La escala podía simbolizar esto; pero quizás más bien se entiende que son los buenos los que suben y bajan por la escalera, pues con razón se dijo que bajan, no que caen. Gran diferencia existe entre bajar y caer.



Porque cayó Adán bajó Cristo: el primero cayó, el segundo descendió; aquél cayó por la soberbia, éste bajó por misericordia. Sin embargo, no sólo baja Él. Del cielo ciertamente sólo baja Él; pero muchos santos, imitándole, bajan y bajaron a nosotros, pues el Apóstol moraba en cierta altura del corazón cuando decía: Ya salgamos con la mente para Dios. Lo que había sobrepasado con la mente, para Dios lo había hecho.

Sobrepasando con la mente toda la fragilidad humana, todo lo temporal del siglo, todas las cosas que de cualquier modo que sean desaparecen naciendo y muriendo, traspasando todas estas cosas pasajeras, habitaba con el corazón, en cuanto podía, en cierta inefable contemplación, de la cual dice que oyó palabras inefables que no es dado expresar al hombre.

Ciertamente no pudo expresártelas a ti; sin embargo, él pudo ver de cualquier modo las cosas que no pudo expresarte. Si siempre hubiera querido permanecer en la visión que no podía declarar, no te hubiera levantado a donde puedas verla tú.

¿Qué hizo, pues? Descendió, porque allí dice: Ya salgamos con la mente —para Dios, ya nos acomodemos a vosotros.

¿Qué quiere decir ya nos acomodemos?
Hablamos de tal modo, que podáis entender. También Cristo se hizo tal naciendo y padeciendo para que los hombres pudieran hablar de Él, ya que el hombre con facilidad habla del hombre; mas de Dios, ¿cuándo habla el hombre del modo que Dios es?

Sin embargo, del hombre habla el hombre fácilmente. Luego para que los grandes descendiesen a los párvulos y, con todo, sólo les hablasen cosas grandes, el que era grande se hizo pequeñito para que los grandes hablasen de El a los pequeños. Cuando se leía al Apóstol, oísteis lo que acabo de decir ahora. Si os fijasteis, dijo esto: No pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales. Luego a los espirituales habla desde las alturas; sin embargo, para hablar a los carnales baja. Para que sepáis que cuando desciende habla de Aquel que descendió, oíd a Juan, que, permaneciendo en El, habla de este modo: En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.

 Este existía en el principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada fue hecho. Entiéndelo si puedes; apodérate de ello; es alimento. Quizás has de decirme: "Él es alimento, yo soy niño; debo ser amamantado para hacerme capaz de comer el alimento." Como tú debes ser alimentado con leche y Él es manjar sólido, por eso este manjar pasó a tus fauces mediante la carne. Del modo que la madre come el manjar para dárselo al infante hecho leche mediante la carne, así el Señor, pan de los ángeles, hecho carne, se hizo leche. De aquí que dice el Apóstol: Leche os di a beber, no manjar, porque todavía no erais capaces, ni aún ahora lo sois.

Luego, dando leche bajó a los niños; y porque descendió, dio bajando. Y así dice: ¿Acaso me propuse saber algo entre vosotros fuera de conocer a Cristo, y a éste crucificado?12 Si hubiera dicho solamente: Fuera de conocer a Cristo, se hubiera entendido también por Jesucristo en cuanto a la divinidad, en cuanto a que era Verbo en Dios, en cuanto a que Jesucristo era Hijo de Dios; pero dicho de este modo no lo comprenden los pequeños. ¿Cómo lo comprenden los que toman leche? Diciendo: A Jesucristo, y a éste crucificado. Mama lo que se hizo para ti y crecerás hasta llegar a ser lo que es Él. Hay quienes suben y quienes bajan. En aquellas escalas, unos suben y otros bajan.

 ¿Quiénes suben? Los que progresan hasta llegar al conocimiento espiritual.

 ¿Quiénes bajan? Los que, en cuanto pueden siendo hombres, aun cuando se gocen con el conocimiento de las cosas espirituales, descienden, sin embargo, hasta los párvulos para enseñarles las cosas que pueden percibir; y así, alimentados con leche, puedan hacerse capaces y fuertes para tomar el alimento espiritual. También Isaías, hermanos, fue para nosotros de los que descienden, puesto que aparecen en él los mismos grados del que desciende, ya que, al hablar del Espíritu Santo, dice: Reposarán sobre Él (sobre Cristo) el espíritu de sabiduría, y de entendimiento, el espíritu de consejo y de fortaleza, el espíritu de ciencia y de piedad, el espíritu de temor del Señor.

Comienza por la sabiduría y desciende hasta el temor. Como descendió desde la sabiduría hasta el temor el que enseñaba, tú que aprendes, si aprecias, sube del temor a la sabiduría, pues se escribió: El comienzo de la sabiduría es el temor de Dios.


¿Qué te va a dar o mandarte Dios, lengua traidora? Flechas de arquero, afiladas con ascuas de retama.

Luego oíd ya el salmo. Pongamos ante nuestra mirada al hombre que ha de subir. ¿En dónde ha de subir? En el corazón. ¿De dónde ha de subir? De la humildad, es decir, desde el valle de lágrimas. ¿Adónde ha de subir? A lo inefable, a lo que, no pudiendo ser expresado, se denominó, al lugar que estableció.

3. Luego, cuando el hombre hubiere comenzado a disponer la subida; lo diré más claro: cuando el hombre cristiano hubiere comenzado a pensar en progresar, comienza a soportar las lenguas de los adversarios. El que todavía no las soportó, aún no progresó, puesto que todo el que no las soporta no intenta progresar.

 ¿Quiere conocer lo que digo, es más, lo que juntamente oímos? Lo experimente. Comience a progresar, comience a querer subir, a querer despreciar lo terreno, lo caduco, lo temporal; a tener en nada la felicidad del siglo, a pensar únicamente en Dios, a no alegrarse del lucro, a no afligirse por las pérdidas, a querer vender todos sus bienes y distribuirlos a los pobres, a seguir a Cristo; y veamos cómo tolera la lengua de los detractores y muchas cosas de los que le contradicen; y lo que es más grave, de los que le apartan de la salud como consolándole.
Porque quien consuela a alguno, le consuela mirando por la salud, atendiendo a lo que le aprovecha; sin embargo, el que hace como que le consuela, le aparta de la salud. Luego como aparenta ofrecerle el paño del consuelo y le ofrece el veneno de la muerte, se llama lengua engañosa. El que ha de ascender, primeramente suplica a Dios le proteja contra estas lenguas, y así dice: Estando atribulado, clamé a ti, ¡oh Señor!, y me oíste.
 ¿Cómo le oyó? Para establecerle en los grados de subida.

4 [v.2]. Y como ya fue oído el que ha de subir, ¿qué pide?
Señor, libra a mi alma de labios perversos y de lengua engañosa.
 ¿Qué quiere decir lengua engañosa!
 Lengua fraudulenta, lengua que, bajo la capa de consuelo, lleva el exterminio de muerte. Pues éstos son los que dicen: " ¿Y tú has de hacer lo que nadie hace? ¿Y tú solo serás cristiano?"

Mas si les muestras que también hacen esto otros y les dices que lean el Evangelio, en donde el Señor manda hacer esto, y que repasen los Hechos Apostólicos, ¿qué responden con lengua engañosa y labios perversos? Quizás no podrás cumplirlo, es demasiado lo que emprendes. Unos disuaden prohibiendo, otros abaten más alabando.

Pero como la vida es ya tal que llenó el mundo, y tan grande es la reputación de Cristo que ya ni el pagano se atreve a vituperar a Cristo; y como se lee que Aquel que no puede ser censurado dijo: Ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y sígueme, al no poder contradecir a Cristo, al no poder contradecir al Evangelio, al no poder censurar a Cristo, la lengua dolosa se encamina a la alabanza, que prohíbe. Si alabas, exhorta, anima.

¿Por qué hundes alabando? Mejor te sería vituperar que alabar con engaño. Pues ¿qué dirías vituperando? "No hay tal cosa; esta vida es abominable, esta vida es mala. Pero como sabes que al decir esto te puedo atacar con la autoridad del Evangelio, te encaminas a la disuasión, de suerte que, alabando falsamente, me apartes de la verdadera alabanza; es más, alabando a Cristo, me apartas de Cristo, diciendo: ¿ Qué es esto? Ve que ellos lo hicieron; tú quizás no podrás; comenzarás a subir y caerás." Parece que exhorta, pero es serpiente, es lengua engañosa, encierra veneno. Ora contra ella si quieres subir y di a tu Dios: ¡Oh Señor!, libra a mi alma de labios perversos y de lengua engañosa.

5 [v.3-5]. Y te dirá tu Señor: ¿Qué se te dará o qué se te añadirá contra la lengua engañosa?

Es decir, para que te sobrepongas a la lengua engañosa, para que te opongas a la lengua pedante y fraudulenta, para que tengas algo con qué defenderte de la lengua engañosa, ¿qué se te dará o qué se te añadirá? Preguntó el que se ejercitaba, aun cuando él mismo ha de dar la respuesta. Pues responde así, contestándose a sí mismo el que preguntaba: Saetas agudas de valiente con carbones devastadores o asoladores. Pues ya digas desolatoriis, desoladores, o vastatoribus, devastadores, puesto que se consignó de distinto modo en diversos códices, significa lo mismo.

Ved que los carbones se llaman devastadores porque, devastando y asolando, conducen fácilmente a la desolación. ¿Qué son estos carbones? Primeramente entienda vuestra caridad qué son las saetas. Las saetas agudas de valiente son las palabras de Dios. Ved que se arrojan y que atraviesan los corazones. Y, cuando han sido atravesados los corazones con las palabras de Dios, se enciende el amor, no para conseguir la destrucción o la muerte.

El Señor sabe asaetear en razón al amor. Nadie asaetea más bellamente conduciendo al amor que quien asaetea con la palabra; es más, asaetea el corazón del amante para ayudar al amante, le asaetea para hacerle amante. Por tanto, las palabras son saetas. ¿Qué son los carbones devastadores? Poco es emplear palabras contra la lengua fraudulenta y los labios perversos, poco es emplear palabras; han de utilizarse ejemplos. Los ejemplos (u obras) son los carbones devastadores. Vuestra caridad entenderá al instante por qué se llaman devastadores.

Primeramente ved por qué han de emplearse los ejemplos u obras. La lengua fraudulenta, no sabe decir otra cosa, y por ello es más fraudulenta, que "Ve, no sea que no puedas hacerlo; has emprendido más de lo que pueden tus fuerzas." Tú recibiste el precepto evangélico; luego tienes saetas, pero aún no posees carbones. Ha de temerse que la saeta sola no pueda contra la lengua engañosa; por eso también hay carbones.

Suponte que Dios comienza a decirte: "¿Tú no puedes? ¿Por qué puede éste? ¿Por qué puede aquél? ¿Por ventura eres tú más débil que aquel senador? ¿Acaso gozas de menos salud que éste o aquél? ¿Acaso eres más delicado que las mujeres? Pudieron las mujeres, ¿y no podrán los hombres? Pudieron los ricos regalados, ¿y no podrán los pobres? Pero yo pequé mucho, dice, y soy gran pecador."
 Pues bien, también se hallan en este número quienes pecaron mucho, y tanto más amaron cuantos más pecados les fueron perdonados, conforme se dijo en el Evangelio: A quien poco se le perdona, poco ama16. Habiendo sido enumerados los pecados y expresamente nombrados los hombres que pudieron, recibida la saeta en el corazón, se agregan por esto a ella los carbones devastadores y es asolado en él el pensamiento terreno.

¿Qué significa "es asolado"?
 Llevar a la desolación. Había muchas cosas que malamente brotaban en él, muchos pensamientos carnales y muchos amores mundanos; éstos fueron quemados con los carbones desoladores para hacer un lugar completamente devastado, en el que, exento de toda maleza, construya Dios su edificio; porque, hecha allí la destrucción del diablo, se edifica allí a Cristo, puesto que, mientras que permanece allí el diablo, no puede ser edificado Cristo. Se aplican los carbones devastadores, y destruyen lo que malamente había sido edificado; y, hallándose devastado el lugar, se sustituye por la construcción de la perpetua felicidad. Ved por qué se les llamó carbones o brasas: quienes se convierten al Señor, de muertos, reviven. Los carbones se encienden, pero antes de ser encendidos están apagados.

Los carbones apagados se dice que están muertos; los encendidos, que reviven. El hecho de muchos inicuos que se convierten a Dios se denomina carbón. Ves que los hombres se admiran y dicen: "Yo le conocí, ¡qué borracho era, qué perverso, qué amante del circo y del anfiteatro, qué defraudador!; pero ahora, ¡cómo sirve a Dios, qué bueno se hizo! No te admires, es carbón. A quien llorabas muerto le celebras vivo. Pero, si ensalzas al vivo, si sabes ensalzarle, aplica al muerto el carbón para que se encienda. Es decir, a cualquiera que aún tenga pereza para seguir a Dios, aproxímale el carbón, pues estaba apagado, y de este modo tendrá la saeta de la palabra de Dios y el carbón devastador, y así saldrás al encuentro de los labios inicuos y de la lengua engañosa.

6. ¿Qué sigue?
 Este recibió las saetas ardientes, reciba también los carbones devastadores.
Ya rechaza la lengua engañosa y los labios perversos; ya sube el peldaño; comienza a progresar, pero aún vive entre malos, entre perversos. Aún no se ha bieldado la parva; piensa que es trigo. Pero ¿acaso ya está en el granero? Es necesario que todavía sea oprimido por abundante paja; y cuanto más aprovecha, tanto más observará mayores escándalos en el pueblo. Si no aprovecha, no verá la iniquidad; si no es cristiano veraz, no verá los falsos cristianos.

 En efecto, hermanos, el Señor nos enseña esto con el empleo de una parábola, del trigo y la cizaña: Cuando creció la hierba y produjo fruto, entonces apareció la cizaña; es decir, a ningún hombre aparecen los malos a no ser que él sea bueno, puesto que, al crecer la hierba y producir fruto, aparece entonces la cizaña. Luego entonces comienza éste a progresar y a ver a los malos y muchos males que antes no advertía, y, por lo mismo, clama al Señor: ¡Ay de mí!, que mi morada se prolongó en tierra ajena. Me aparté demasiado de ti, mi peregrinación se prolongó. Aún no he llegado a la patria, en la que triunfaré de todos los males; no he llegado a la compañía de los ángeles, en donde no temeré tropiezo alguno.

¿Por qué no estoy ya allí?
Porque mi morada se prolongó en tierra ajena. La morada en tierra ajena es peregrinación. Se denomina Íncola, morador de paso, el que habita en tierra ajena, no en su propia ciudad. Mi inquilinato se ha prolongado.


¡Ay de mí, desterrado en Masac, acampado en Cadar! Demasiado llevo viviendo con los que odian la paz; cuando yo digo: &quo...

¿Y en dónde se prolongó?
 Algunas veces, hermanos míos, cuando peregrina el hombre, vive entre hombres mejores que quizás son aquellos entre los que viviría en su patria. Pero no sucede esto cuando peregrinamos hacia la Jerusalén celeste. El hombre cambia de patria, y algunas veces le va bien en la peregrinación, pues encuentra en ella amigos fieles que no pudo encontrar en su patria; en la suya tuvo enemigos, puesto que fue expulsado de ella, y peregrinando encontró lo que no tenía en la patria. La patria de la Jerusalén celeste no es así; en ella todos son buenos; cualquiera que peregrina fuera de ella, vive entre malos, y no puede apartarse de ellos si no es cuando vuelve a la compañía de los ángeles para que allí sea en donde peregrine. Allí todos son justos y santos, que gozan del Verbo o Palabra de Dios sin lectura y sin letras. Lo que se escribió en papiros para nosotros, ellos lo ven en el rostro de Dios. ¡Qué patria! Es la gran patria; desdichados son los que peregrinan lejos de ella.

7. Pero lo que éste dice: Se prolongó mi peregrinación, es principalmente la voz de los peregrinos, es decir, de la Iglesia, que sufre en este mundo. Es la voz de ella, que clama en otro salmo desde los últimos rincones de la tierra: Desde los confines de la tierra clamé a ti.

¿Quién de nosotros clama desde los confines de la tierra?
Ni yo, ni tú, ni aquél; pero la Iglesia entera, toda la heredad de Cristo, clama desde los confines de la tierra, porque su heredad es la Iglesia, y de la Iglesia se dijo: Pídeme, y te daré las gentes en heredad, y en posesión tuya, los términos de la tierra.

Luego si la posesión de Cristo se extiende hasta los confines de la tierra, y la posesión de Cristo son todos los santos, y todos los santos son un solo hombre en Cristo, porque la unidad santa se halla en Cristo, el mismo único hombre dice: Desde los confines de la tierra clamé a ti al estar angustiado mi corazón.

Luego la peregrinación de este hombre se prolongó entre los malos. Y como si se le dijera: "¿Con quién habitas, puesto que gimes?"
Mi peregrinación —dice— se prolongó. "Pero ¿y qué, si es con los buenos?" Si fuese con los buenos, no diría: ¡Ay de mí! Ay es palabra de desdicha, palabra de calamidad y de desgracia; sin embargo, se dijo en esperanza, porque ya aprendió a gemir. Muchos son desdichados, y no gimen; peregrinan, y no quieren volver. Mas éste, queriendo regresar, reconoce la desgracia de su peregrinación; y porque la conoce vuelve; y comienza a subir, porque comenzó a cantar el cántico de grados.



¿En dónde gime y entre quiénes habita?
 Habité en las tiendas de Cedar. Sin duda, no entendisteis esta palabra, puesto que es hebrea

 ¿Qué quiere decir: Habité en las tiendas de Cedar?
Cedar, según recuerdo, significa, conforme la traducción de los nombres hebreos, tinieblas. Traducida la palabra Cedar al latín, se dice tenebrae. Sabéis que Abrahán tuvo dos hijos, a los cuales nombra el Apóstol, y dice de ellos que son la imagen de los dos Testamentos. Uno le tuvo de la esclava, y el otro de la libre.

De la esclava, a Ismael; de la libre, Sara, a Isaac, a quien recibió por la fe, fuera de toda esperanza humana. Los dos fueron de la estirpe de Abrahán.
De Abrahán nació uno; sin embargo, no heredó; el otro fue heredero; no sólo hijo, sino también heredero. En Ismael se hallan todos los que carnalmente adoran a Dios. A éstos pertenece el Viejo Testamento, porque el Apóstol dijo así: Los que queréis estar bajo la ley, ¿no oísteis la ley? Pues está escrito que Abrahán tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre. Esto se consigna alegóricamente, porque son dos Testamentos,

¿Cuáles son estos dos Testamentos?
El uno, el Viejo; el otro, el Nuevo. El Nuevo y el Viejo Testamento fueron establecidos por Dios, como Ismael e Isaac proceden de Abrahán; pero Ismael perteneciendo al reino terreno, e Isaac al celeste. Por eso el Viejo Testamento contiene promesas terrenas: Jerusalén, Palestina, reino, salud terrena, sometimiento de enemigos, abundancia de hijos y de frutos. Todas estas cosas son promesas terrenas. Simbólicamente, se entienden espiritualmente; de modo que la Jerusalén terrena era sombra del reino celeste, y el reino terreno, del reino de los cielos. Ismael aparece como sombra, Isaac como luz.

 Luego, si Ismael aparece como sombra, no es de admirar que en él haya tinieblas. Las tinieblas son cosa más densa que la sombra. Luego Ismael aparece como tinieblas, Isaac como luz. Todos los que aquí, estando en la Iglesia, recaban de Dios la felicidad terrena, pertenecen aún a Ismael. Estos son los que se oponen a los espirituales que aprecian, los que los desacreditan y tienen labios inicuos y lenguas engañosas. Contra ellos rogó este que sube, al cual le fueron dados carbones devastadores y saetas agudas de valiente. Entre ellos vive aún hasta que toda la era sea bieldada; por eso dijo:

Moré entre las tiendas de Cedar, pues las mismas tiendas de Ismael se llamaron de Cedar. Así lo dice el Génesis, pues consigna que Cedar es hijo de Ismael20. Luego Isaac vive con Ismael; es decir, los que pertenecen a Isaac viven entre aquellos que pertenecen a Ismael. Estos quieren subir hacia arriba, aquéllos deprimir hacia el abismo; éstos quieren volar hacia Dios, aquéllos intentan cortar las alas. Pues el Apóstol dice: Como entonces el que nació según la carne perseguía al nacido conforme el espíritu, así también sucede ahora. Los espirituales padecen persecución de los carnales. Pero ¿qué dice la Escritura? Echa juera a la esclava y a su hijo, pues no será heredero el hijo de la esclava como mi hijo Isaac

 Pero lo que dice: echa fuera, ¿cuándo acontecerá? Cuando la era comience a ser bieldada. Ahora, antes de ser echado fuera. ¡Ay de mí, que se prolongó mi morada en tierra ajena! Habité entre las tiendas de Cedar. También nos declara quiénes son los que pertenecen a las tiendas de Cedar.

8 [v.6j. Mucho tiempo peregrinó mi alma.
Para que no entendiese que se trataba de la peregrinación corporal, dijo que peregrinó el alma. El cuerpo peregrina por lugares, el alma por afectos. Si amas la tierra, te alejas de Dios peregrinando; si amas a Dios, subes a Dios. Nos ejercitemos en el amor de Dios y del prójimo para que volvamos al amor. Si caemos en la tierra, nos marchitamos y pudrimos. Sin embargo, este que cayó bajó hacia El para subir. Teniendo en cuenta el tiempo de su peregrinación, dijo que peregrinó entre las tiendas de Cedar. ¿Por qué? Porque mucho tiempo peregrinó mi alma. Peregrina aquí, sube allí. No peregrina corporalmente, tampoco sube con el cuerpo.
 ¿En dónde sube? Las subidas —dice— (son) en el corazón. Luego, si sólo asciende por subidas del corazón el alma que peregrina, sube en el corazón. Pero hasta que llegue, ¿en dónde habitó mi alma, que peregrinó mucho tiempo? En las tiendas de Cedar.

D ios, todopoderoso, Cristo vino a declarar la guerra a los poderosos hostiles a tu salvación: nosotros, oprimidos y deste...

9 [v.7]. Con los que odiaron la paz fui pacífico. Para que oigáis la verdad, os diré, carísimos hermanos, que no podréis probar la verdad que cantáis si no comenzáis a hacer lo que cantáis. Por más elocuentísimamente que lo diga, de cualquier manera que lo exponga, con cualesquiera palabras que lo trate, diré que no penetra en el corazón de aquel que no obra con ella. Comenzad a obrar y entenderéis lo que hablo. Entonces a cada palabra brotan las lágrimas, entonces en realidad se canta el salmo y ejecuta el corazón lo que se canta. ¡Cuántos gritan con la boca y son mudos de corazón! Y, por el contrario, ¡cuántos enmudecen en los labios y claman con el afecto! El oído de Dios se inclina al corazón del hombre; pues bien, así como el oído corporal se inclina a la boca del hombre, así el corazón del hombre se inclina al oído de Dios.

Muchos, teniendo cerrada la boca, son oídos, y muchos, a pesar de sus gritos estentóreos, no lo son. Debemos orar con los afectos y decir: Mi alma habitó por mucho tiempo en tierra ajena; con los que me odiaron fui pacifico. ¿Qué otra cosa decimos a estos herejes si no es: "Reconoced la paz, amad la paz? Os llamáis justos; si fueseis justos, como granos gemiríais entre paja." Como son granos los que se encuentran en la Católica, y verdaderos granos, por eso toleran la paja hasta que se bielde la parva; y así claman entre la paja: ¡Ay de mí, que se prolongó mi morada en tierra ajena!

Habité en las tiendas de Cedar, Moré, dice, con las pajas. Pero como de la paja se levanta mucho humo, así tinieblas de Cedar. Habité entre las tiendas de Cedar; mi alma peregrinó por mucho tiempo. Esta es la voz del grano que gime entre la paja. Esto contamos a los que odiaron la paz y les decimos: Con los que odiaron la paz fui pacifico. ¿Quiénes son los que odiaron la paz? Los que rasgaron la unidad. Si no hubieran odiado la paz, hubieran permanecido en la unidad. Pero ved que se apartaron para ser justos, para no hallarse mezclados con los inicuos. Esta voz del salmo, o es nuestra o es de ellos. Elige de quién es. La Católica dice: "No debe romperse la unidad, no debe quebrarse la Iglesia de Dios. Dios juzgará más tarde a los malos y a los buenos. Si ahora no pueden separarse los malos de los buenos, deben tolerarse temporalmente; los malos pueden hallarse en la era con nosotros, mas no podrán estar con nosotros en el granero. Además, los que hoy aparecen malos, quizás mañana serán buenos, y los que hoy se engríen por ser buenos, mañana se hallará que son malos. Luego todo el que soporta temporalmente a los malos llegará al descanso sempiterno." Este es el sentir católico. El dicho de los que ni entienden lo que dicen ni a quiénes se aplica: No toques lo inmundo; y también: Quien tocare lo inmundo se manchará, es que nos separemos para no mezclarnos con los malos.

Nosotros, por el contrario, les decimos: " Fomentad la paz, amad la unidad." ¿No veis de cuántos buenos os separáis cuando los acusáis como a malos? Cuando decimos estas cosas, se enfurecen, se ensañan, porque intentan aún mortificarnos. Con frecuencia se dejan ver sus insidias y violencias. Luego cuando, viviendo entre sus asechanzas, les decimos: " Amad la paz", y se nos oponen, ¿por ventura no es ésta la voz nuestra: Con los que odiaron la paz era pacífico? Cuando les hablaba, me combatían sin causa.

¿Qué significa, hermanos, me combatían? Poco era si no hubiera añadido sin causa. A quienes decimos: "Amad la paz, amad a Cristo", ¿por ventura les decimos: "Amadnos y honradnos a nosotros"? No, sino: "Honrad a Cristo." Nosotros no queremos ser honrados, sino que lo sea Cristo. ¿Pues qué somos nosotros en comparación del apóstol San Pablo, el cual decía a los párvulos, a quienes los hombres perversos y los malos consejeros pretendían arrancar de la unidad y llevarlos al cisma? ¿Qué les decía? ¿Por ventura Pablo fue crucificado por vosotros, o fuisteis bautizados en nombre de Pablo?

 Esto también lo decimos nosotros: "Amad la paz, amad a Cristo", ya que, si aman la paz, aman a Cristo. Cuando decimos: "Amad la paz", decimos: "Amad a Cristo." ¿Por qué? Porque de Cristo dice el Apóstol: Él es nuestra paz, e hizo de ambas cosas (del pueblo judío y del gentil) una. Luego si Cristo es paz, porque hizo de ambas cosas una, ¿por qué vosotros hicisteis de una dos? ¿Cómo sois pacíficos, siendo así que Cristo hace de dos uno, y vosotros de uno hacéis dos? Nosotros, porque decimos: Con los que odiaron la paz somos pacíficos, fuimos combatidos sin causa por los que odiaron la paz al hablarles de este modo.


SALMO 119
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