Himno de alabanza a Yahvé por su palabra creadora y su dominio de la historia.
El plan de Dios es un plan de salvación que no pueden frustrar los planes humanos adversos; que incorpora en su realización las acciones de los hombres, conocidos por Dios. La confianza, como enlace del hombre con el plan de Dios, se convierte en factor histórico activo, para encarnarse en la historia de la salvación. Como el plan de salvación de Dios no tiene límites de espacio o de tiempo, así este salmo queda abierto hacia el desarrollo futuro y pleno de dicha salvación, queda disponible para expresar la confianza de cuantos esperan en la misericordia de Dios. [L. Alonso Schökel]
1 Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
2 Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
3 cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones:
4 que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
5 él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
6 La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
7 encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
8 Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
9 porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.
10 El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
11 pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
12 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
13 El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
14 desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
15 él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.
16 No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
17 nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.
18 Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
19 para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
20 Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
21 con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
22 Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
VV. 1-3: Invitación a la alabanza, con acompañamiento musical. Los "buenos" o "justos" son la comunidad litúrgica del pueblo escogido. Alabanza y acción de gracias se encuentran con frecuencia unidas.
VV. 4-5: Primera motivación genérica: "palabra, acción, justicia, misericordia". En cierto modo, el cuerpo del himno desarrolla estos temas.
VV. 6-9: La palabra creadora: los ejércitos del cielo son las estrellas y constelaciones; las aguas son la criatura inestable que Dios sujeta. La palabra de Dios obra con absoluta eficacia (Gn 1).
VV. 10-12: El plan de Dios frente a los planes humanos: es un plan de salvación, que se realiza en la elección de un pueblo, y no tiene término.
VV. 13-15: La mirada de Dios: también sin límite de extensión o interioridad.
VV. 16-19: La salvación: referida a la situación bélica y al peligro mortal del hambre.
VV. 20-22: Conclusión del himno, añadiendo el tema de la confianza y una breve súplica final.
COMENTARIOS AL SALMO 32
* 'Vox Ecclesiae ad Patrem'.124 Nuestra oración de hoy discurre por el cauce de esta estrofa, por medio de la cual nos unimos a la aclamación con la que la Iglesia celebra todos los beneficios que el Padre nos ha otorgado en la Persona adorable de nuestro Salvador. Y para glorificar a Dios Padre tenemos por Maestro a Jesús, el cual, "asumiendo la naturaleza humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en las moradas celestiales de modo que, uniéndonos a Sí, nos asocia al canto de ese himno divino de alabanza."125
CANTICO-NUEVO/AG: De ahí que, en esta hora matinal, "renovados por la gracia, podamos entonar un cántico nuevo", 126 que se encarne en una vida renovada -en la vida del hombre interior-, aquella en la que encuentra su sentido más profundo el Misterio pascual. Tal glorificación debemos llevarla a cabo mediante un cántico nuevo, que SAN Agustín explica de esta manera:
"Cada uno se pregunta cómo cantar a Dios. Cántale, pero hazlo bien. Si se te pide que cantes para agradar a alguien entendido en música, no te atreverás a cantarle sin la debida preparación, por temor a desagradarle, ya que él, como perito en la materia, descubrirá aquellos defectos que pasarían desapercibidos para otro cualquiera. ¿Quién, pues, se atreverá a cantar con maestría para Dios, que sabe juzgar al cantor, que sabe escuchar con oído crítico? ... Mas he aquí que Él mismo te sugiere la manera de cómo has de cantarle: canta con júbilo. Éste es el canto que agrada a Dios, el que se hace con júbilo. ¿Qué quiere decir con júbilo? Darnos cuenta de que no podemos expresar con palabras lo que se siente en el corazón. El júbilo es el sonido que indica la incapacidad de expresar lo que siente el corazón. Y este modo de cantar es el más adecuado cuando se trata del Dios inefable. Porque, si es inefable, no puede ser vertido en palabras. Y, si no puede ser vertido en palabras y, por otra parte, no te es lícito callar, lo único que puedes hacer es cantar con júbilo. De este modo, el corazón se alegra sin palabras y la inmensidad del gozo no se ve limitada por unos vocablos. Cantadle con maestría y con júbilo."
** Para la Iglesia, el Salterio -usando una rotunda expresión patrística -está "preñado de Cristo";127 en el caso de este versículo, eso nos permite contemplar al Señor antes de la Encarnación, en el origen mismo del tiempo, en su inefable acción creadora.
Comenta Tomás de Aquino que, cuando se ha cerrado el círculo de las dos procesiones divinas 'ad intra', ya no hay lugar más que para esa otra operación 'ad extra', llamada Creación.128 Aun siendo común de las tres Personas, toda ella hemos de atribuirla llana y sencillamente al Verbo porque en la Esencia divina, Él es la Sabiduría personal, mediante la cual Dios creó todo.129 La belleza del Universo no es sino un magno cántico, obra de un músico inefable, eco externo y pálido del Verbo Creador.
Pero, de entre todas las criaturas, sobresale de un modo eminentísimo el 'summum opus Dei', la Humanidad Santísima del Señor, la obra maestra del Espíritu Santo, donde la mirada eterna e invisible de Dios se transparenta en la retina visible del Cristo. "¡Los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados!"130 Y mirada también de la Virgen que dice al Dios enamorado, que viene a visitarnos, que también en la tierra se mira como se mira en el Cielo.
*** Nosotros ya conocemos -en un sentido plenísimo- los proyectos del Corazón de Dios, su plan eterno de salvación, que se actúa en Cristo para librarnos de la muerte y reanimarnos en tiempo de hambre (v. 19). Ese plan de salvación se consuma en el acto inefable de amor teándrico, que San Juan describió en un estilo casi lapidario: 'Et, inclinato cápite, trádidit spiritum.' (E inclinando la cabeza, entregó el espíritu).131
Todo el Misterio de Cristo se recapitula en el amor y el amor de Dios se revela en la historia bajo un nombre: Jesucristo. A partir del 'fiat' de Nazareth, el amor que bulle en la Trinidad se derrama sobre los hombres por medio del Corazón de Cristo, de modo que, cuando Dios se enamora de las criaturas, lo hace a través de un corazón sublime; sublime y, a la vez, humano.
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124 P, SALMON OSB, Les 'Tituli psalmorum des manuscrits latins, París, 1959, Serie 11 (S. Agustín de Cantorbery), 32, p. s3: Vox Ecclesiae ...'
125 SC, 83.
126 LITURGIA HORARUM, Himno 'lam Christe', Laud Cuar: '...et nos novi per veniam / novum canamus canti- cum.' (F. AROCENA, Los himnos de la Liturgia de las Horas, Madrid 1992, p. 137-138). En el mismo sentido, S. AGUSTIN, Enarrationes in psalmos. 32, 1, 7.
127 C CARDO, Emmanuel. Madrid, 1989, p. 57.
128 S. TOMAS DE AQUINO, De potentia, q. 9, a. 9.
129 Gen 1: 3 . 6 . 9. 14. 20 ....: "Y dijo Dios..."
130 S. IUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual. 12.
131 lo 19: 30.
AROCENA-1.Págs. 57-59
* La poesía hebrea utiliza constantemente el paralelismo: los versos van siempre de dos en dos. El segundo retoma la idea del primero. Ejemplos:
1. El Señor frustró los planes de las naciones, 2. Y aniquiló los proyectos de los pueblos.
1. El Señor hizo los cielos con su palabra, 2. Y el universo con el soplo de su boca.
SEGUNDA LECTURA: CON JESÚS
Jesús es el Verbo (la palabra) creador, "por quien todo ha sido hecho". (Juan 1,3).
El "ilumina y hace vivir a todo hombre" (Juan 1,4), animando cada uno de sus actos.
El "dio gracias al Padre" por su amor salvador (la cena, la Eucaristía).
El nos revela: "el Padre os ama" (Juan 16,17). La tierra está llena de su amor... Los proyectos de su corazón subsisten de generación en generación. "¡He aquí este corazón que tanto ha amado a los hombres!".
El Señor vela, "para preservarlos de la muerte". ¡Sólo la resurrección de Jesús realiza plenamente este programa, este "proyecto" de su corazón de Dios! "Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor". Las Bienaventuranzas .
TERCERA LECTURA: CON NUESTRO TIEMPO
** Es necesario personalizar este salmo, en nuestra propia vida y en nuestra propio estilo: alabar... Creer en el poder de Dios... Creer que Dios interviene "hoy y siempre en los acontecimientos contemporáneos..." "hacerse pobre": la "mirada de Dios" sobre nosotros es una defensa más segura que todos los medios del poder humano.
He aquí un ejemplo de personalización... He aquí como PAUL Claudel "releía" este salmo a su manera, vigorosa, truculenta, poética:
"Escuchad, pájaros cantores, el ímpetu que doy a mi canto: lo que llaman en música la anacrusa. Mirad mis dedos que sin hacer ruido en los rayos del sol, pulsan el arpa entre mis rodillas: hay diez cuerdas, ¡Atentos cuando levante la mano! Yo también canto muy suave, y los ojos bien abiertos, llevo el compás, el oído atento a vuestra vociferación. Dios es hombre de bien: se escucha la conciencia en todo lo que El ha hecho.
Alguien de confianza y de buenos sentimientos: que no pide otra cosa que estar bien con el mundo. Esto es sólido, vamos, este cielo que ha fabricado con sus manos, y es El quien está en el interior, este espíritu que hace marchar todo.
Es El quien ha juntado el mar como en un odre y que ha colocado cuidadosamente aparte los abismos para servirse de ellos. ¡Toda la tierra, si tiene corazón, que palpite sobre el corazón de Dios! En un abrir y cerrar de ojos todo fue hecho. Y entonces, las combinaciones de las gentes, poco tienen que ver con él. ¡Hacéos los listos, hombres de estado! Dios es alguien que recurre a su eternidad para pasar el tiempo. Escoge, Señor, entre nosotros: dichosos aquellos a quienes tú has confiado la tarea de continuar tu obra. De lo alto de los cielos el Señor abre los ojos para mirar: ¿son esos los hijos de los hombres? De lo alto de su arquitectura, esta tierra que El ha hecho, mira cómo nos las arreglamos para habitarla. ¡Todo está unido! ¡nadie es intercambiable! Ha puesto dentro de nosotros un corazón, para que fuera nuestro corazoncito para nosotros solos. Alguien hace de rey, otro de gigante. Esto es gracioso. El caballo para salvaros, deberá tener más de cuatro patas para atarlo a vuestra ruleta.
Decid solamente: espero, tú eres bueno, eso basta. ¿Eso basta para no ir al infierno y no tener hambre? ¡Nunca más tendremos hambre! Dios es como una columna entre mis brazos. ¡Intentad arrebatármela! Estamos felices de estar juntos: nos decimos el nombre de pila unos a otros. Y entonces, queridos hijos, atentos y todos juntos. "Que tu amor, Señor, esté sobre nosotros, como nuestra esperanza está en ti".
Así tradujo Claudel para él, este salmo. A nosotros toca ahora, "gritar a Dios nuestra alabanza".
NOEL QUESSON
50 SALMOS PARA TODOS LOS DIAS. Tomo I
PAULINAS, 2ª Edición
BOGOTA-COLOMBIA-1988.Págs. 82-95
3. LOS PLANES DE DIOS
«El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre; los proyectos de su corazón, de edad en edad».
Estas palabras me tranquilizan, Señor, como han de tranquilizar a todos los que se preocupan por el futuro de la humanidad. Leo los periódicos, oigo la radio, veo la televisión, y me entero de las noticias que día a día pesan sobre el mundo. «Los planes de las naciones». Todo es violencia, ambición y guerra. Naciones que quieren conquistar a naciones; hombres que traman matar a hombres. Cada nueva arma en la carrera de armamentos es testigo triste e instrumento potencial de los negros pensamientos que tienen hombres en todo el mundo, de «los planes de las naciones» para destruirse, unas a otras. Desconfianza, amenazas, chantaje, espionaje... La pesadilla internacional de la lucha por el poder en el mundo, que amenaza a la existencia misma de la humanidad.
Ante la evidencia brutal de violencia en todo el mundo, hombres de buena voluntad sienten la frustración de su impotencia, la inutilidad de sus esfuerzos, la derrota del sentido común y la desaparición de la cordura del escenario internacional. «Los planes de las naciones» traen la miseria y la destrucción a esas mismas naciones, y nada ni nadie parece poder parar esa loca carrera hacia la autodestrucción. Más aún que la preocupación por el futuro, lo que entristece hoy a los hombres que piensan es la pena y la sorpresa de ver la estupidez del hombre y su incapacidad de entender y aceptar él mismo lo que le conviene para su bien. ¿Cuándo parará esta locura?
«El Señor deshace los planes de las naciones». Esa es la garantía de esperanza que alegra el alma. Tú no permitirás, Señor, que la humanidad se destruya a sí misma. Esos «planes de las naciones», en su edición inicial, eran los planes de los reinos vecinos de Israel para destruirlo y destruirse unos a otros. Y esos planes fueron desarticulados. La humanidad sigue viva. La historia continúa. Es verdad que en esa historia continúan los planes de las naciones para destruirse unas a otras, pero también continúa la vigilancia del Señor que aleja el brazo de la destrucción de la faz de la tierra. El futuro de la humanidad está a salvo en sus manos.
Contra «los planes de las naciones» se alzan «los planes de Dios», y ése es el mayor consuelo del hombre que cree, cuando piensa y se preocupa por su propia raza. No conocemos esos planes, ni pedimos que se nos revelen, ya que nos fiamos de quien los ha hecho, y nos basta saber que esos planes existen. Siendo los planes de Dios, han de ser favorables al hombre y han de ser llevados a cabo sin falta. Esos planes protegerán a cada nación y defenderán a cada individuo de mil maneras que él no conoce ahora, pero que descubrirá un día en la alegría y la gloria de la salvación final. La victoria de Dios será, en último lugar, la victoria del hombre y la victoria de cada nación que a sus planes se acoja. Los planes de Dios son el comienzo sobre la tierra de una eternidad dichosa.
«El plan del Señor subsiste por siempre; los proyectos de su corazón, de edad en edad». La historia de la humanidad en manos de su Creador.
CARLOS G. VALLÉS
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Paulinas Sal Terrae. Págs. 65 s.
Santander-1989